Comunicación, cultura y educación, tres conceptos que están
fuertemente ligados, que se pueden relacionar muy bien. La comunicación supone
una relación de intercambio entre seres humanos, que tienen por objetivo el
encuentro entre ellos, establece una relación que se caracteriza por el hecho
de que siempre implica poner algo en común, es transmisión, pero también podría
decirse que es compartir. La Comunicación debe ser considerada como un conjunto
de procesos al interior de las comunidades, que atraviesan cuestiones de
identidad, representación, producción de significados, integración cultural,
transmisión política y adopción de nuevos lenguajes.
La educación es un espacio de comunicación, sin comunicación
no hay educación tiene que a ver, aunque sea una persona que comunique, ya sea
personal o virtualmente para que el otro aprenda, por lo tanto no se puede
pensar la educación por fuera de la comunicación.
Esta también está ligada a la cultura, porque la educación
ofrece formas de criterio, de apropiación, de creación, que el individuo toma
como propias y va estableciendo de alguna manera su cultura. También cabe
destacar que, en las instituciones, de cualquier región, se va enseñando la
cultura del país en el cual se haya nacido o se esté viviendo, como los bailes,
el lenguaje, la música, las costumbres y de más. La educación está atravesada
por la comunicación y la cultura.
Ahora si, hablemos un poco más de Cultura...Existen
diferentes autores que describen a la Cultura. Smith nos hace descubrir la
cultura como lo que vivimos todos los días. La gente se comunica de la noche a
la mañana, sobre todo en el mundo moderno, donde la mayor parte de la gente se
gana la vida comunicándose. En la sociedad moderna, la gente se comunica de
diferentes maneras, como lo hace la gente de distintas sociedades en todo el
mundo. Y la manera cómo la gente se comunica es la manera cómo vive: es su
cultura.
James Lull define a la cultura como compleja y dinámica, va
cambiando en virtud de la comunicación de rutina y la interacción social. Este
autor remarca que ninguna cultura es
inherentemente superior a otra y que la riqueza cultural, en modo alguno,
deriva de la posición económica.
La mirada de Néstor García Canclini va más allá de lo
cotidiano teniendo en cuenta los aspectos políticos, económicos y sociales.
La Comunicación construye a los seres humanos, partiendo de
su socialización, de la transmisión de cultura, valores y creencias, por medio
de la familia y del aprendizaje en la escuela y, últimamente, a través de un
nuevo protagonista de esta transmisión de cultura que son los medios de
comunicación.
Pero a raíz de este nuevo protagonista estamos viviendo una
revolución en la manera de comunicar y aprender. Existe aquí un problema ya que
la escuela, antes era el centro exclusivo del conocimiento, y la familia como
transmisora de valores y socialización, hoy deben competir en ese aspecto con
los medios de comunicación, y sobre todo la escuela debe dejar esa actitud
inicialmente defensiva de considerarse atacada por el ecosistema, de rechazar a
los medios y las tecnologías como “malos”, para encarar una nueva etapa de
búsqueda de inclusión e intercambio con esos otros saberes que ya no son sólo
de la escuela sino que son parte del intercambio fluido de la comunicación en
nuestra sociedad.
Aquí aparece la Educomunicación que surge en América Latina, hace 40 años, a partir de la lucha por los derechos a la expresión, es una forma de organizar la expresión de las personas dentro de la educación no formal, de las organizaciones no gubernamentales y de los sistemas formales de enseñanza. Como se entiende por su nombre, es el encuentro de la educación con la comunicación, algunos ejemplos son el uso de la radio en la escuela, la radio digital vía web, el periódico comunitario, los videojuegos, entornos de aprendizaje en línea, podcasts, blogs, fotografía digital, producción de noticias para publicar en medios libres comunitarios, etc. Esto nos lleva a pensar otro factor de cambio de las nuevas sensibilidades que genera la comunicación, es que, así como la escuela ha dejado de ser el exclusivo espacio del saber, la escritura y el discurso lógico ha dejado de ser la forma de comunicación más aceptada en Occidente, la razón ya no es solamente el factor central de nuestras formas de comunicación, con la aparición estelar del mundo de los sonidos y las imágenes, las palabras han comenzado a retroceder y la racionalidad comparte con la emoción y la expresión las facultades comunicativas.
Esto nos lleva a repensar la educación formal y a aprender
más allá del muro de las aulas y los contextos inmediatos con respecto al
docente al frente, la lección y el discurso unidireccional. Como dijimos
anteriormente, estamos viviendo una revolución en la manera de comunicar y
aprender.
Dentro de la sociedad nos encontramos con un gran cambio que
involucra a las comunicaciones masivas, hemos pasado de tener una comunicación
autoritaria a una comunicación comunicativa, el discurso estaba basado en lo
que decían algunos y no había posibilidades de debatir, pero llegaba a una gran
audiencia, era una dominación. Ahora todos podemos ser locutores, emisores,
receptores, etc., cada uno puede decir lo que piensa y lo que quiera, cuando
quiera. Por ejemplo, mediante las redes sociales ya que los discursos no están
limitados. Además de la escuela, iglesia y familia, los medios de comunicación
de masas también contribuyen en la elaboración de autodescripciones y memorias
sociales, a través de las cuales, de manera paulatina, se moldea la percepción
de los espectadores con el objetivo de que realmente se crea lo que se observa
en ellos.
Daniel Prieto Castillo ha sido una pieza clave en el campo
de la educomunicación, refiriéndose al término de Mutilación Discursiva como la
negación de posibilidades de práctica discursiva, es decir es cuando se le
niega a una persona expresar sus ideas, sentimientos, observaciones, etc., se
lo mutila (se lo silencia) y se lo reduce a la ceguedad y a la repetición. Esto
lleva a 4 consecuencias: El deslenguamiento que consiste en un estrechamiento
de las posibilidades de ese maravilloso instrumento de expresión, sea a través
de las imágenes o de las palabras; La reducción a fórmulas estereotipadas
consiste en la aceptación de expresiones trilladas, aplicables a cualquier
situación; en el hecho de ser hablado a través de ellas. Tales fórmulas abarcan
desde un vocablo hasta discursos enteros, conformados por imágenes o por
palabras; La palabra vacía de sentido; y la incapacidad de estructurar el
discurso.
El autor señala que nadie es causante de la mutilación
discursiva. Su existencia se explica por múltiples factores, entre los que no
podemos descartar las relaciones familiares, la situación social de los niños,
las oportunidades de desarrollo discursivo a lo largo de los primeros años de
vida. Lo cierto es que la escuela y los medios, en sus tendencias generales, no
facilitan la capacidad discursiva, la capacidad de moverse con soltura, con
fluidez, en cualquier tipo de discurso, con su riqueza expresiva.
Un ejemplo de este término, capacidad discursiva, es la
novela de “Mujer y Maestra”, donde Mercedes una maestra con gran capacidad de
expresión, cuestionaba contenidos y valores asignados por el Estado, a
diferencia de otras maestras de la época (década de 1920) como lo era Rosa del
Río, una máquina estatal donde el imaginario de esta maestra se forma en un
marco institucional fuertemente voluntarista en sus operaciones de imposición
de una cultura.
Anteriormente, se tenía una visión de la escuela un tanto
transmisora, es decir transmitir contenidos, meterlos en la cabeza de los
niños. A su vez, no se tenía en cuenta los conocimientos previos de los niños y
sus intereses, cosa que en la actualidad, se valora y se respeta muchísimo y la
enseñanza parte de ellos. Hoy en día, se pretende que se liberen las mentes,
que haya una reflexión por parte de los alumnos, que puedan sentir y pensar. La
libertad de nuestros alumnos es una fuerza mucho más potente que su sumisión.
El docente y la escuela que entiendan esto tendrán todo a su favor para
conquistar su pasión por el aprendizaje.
Profundizando el rol de la escuela en la actualidad, el
autor, Axel Rivas, plantea ciertos aspectos positivos dentro de nuestro actual
sistema educativo argentino. Considera el derecho a poder acceder todos a una
educación, a tener diferentes niveles educativos, en los cuales se le da mucha
importancia a los intereses y capacidades de los alumnos, formando sujetos
críticos con libertad de expresión.
Un ejemplo muy claro de la libre expresión, es el sistema
educativo de Finlandia, en el cual se le da mucha importancia a la educación,
no sólo desde lo nominal, sino también desde el presupuesto que se le destina;
el aprendizaje se complementa con momentos de juego y de descanso. Los niños no
comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se los considera
maduros para aprender. Las jornadas educativas son más cortas, los estudiantes
realizan todas sus tareas dentro de la institución y no en el hogar. En
Finlandia no hay repetición de los alumnos, no existe el sistema de fracaso
individual que humilla a los alumnos, si no que el objetivo es que los alumnos
puedan mirar los problemas con distintas perspectivas, afrontarlos y usar
herramientas de distintos tamaños para resolverlos. La educación es estatal y
contiene un modelo que apoya una cultura basada en esfuerzo e igualdad, es
decir, trata de darles buenas posiciones a todos.
En nuestra sociedad argentina, surge un problema respecto de
los medios de comunicación y las familias. Los medios se volvieron fuertes y
las familias débiles, aquí nos referimos al concepto de “Espesor cultural”, es
decir, lo que los miembros de una familia atesoran a lo largo de su
convivencia, tanto de la o las personas adultas que sostienen esa célula social
como de las y los niños. Debemos ese concepto a Valerio Fuenzalida,
investigador chileno de los medios de comunicación, en especial de la
televisión. Fuenzalida encontró que quienes han tenido mayores oportunidades
culturales en su familia, están mejor preparados para elegir dentro de la oferta
televisiva, porque tienen otros referentes que no los colocan como simples
consumidores. El espesor cultural significa tiempo para la conversación, para
la caricia, para el afecto, para la lectura, para el juego, para los paseos,
para los silencios. Y todo ello se sostiene en el tiempo que los miembros de la
familia puedan dedicarse unos a otros.
Cuando madres y padres son lanzados a la calle para
sobrevivir, cuando se derrumban espacios de intimidad, se pierden empleos, se
peregrina en busca de un techo, la posibilidad de construcción de cultura
familiar, de desarrollo del espesor de la misma, tienden a debilitarse.
Las instituciones de la cultura mediática nos hablan desde
personajes que se presentan como legitimados por la audiencia y por su
continuidad en la pantalla. ¿Cómo llegan a ocupar esos espacios? ¿De dónde
vienen? ¿Quiénes los sostienen? ¿Qué persiguen con sus programas? Una síntesis.
Los responsables de las familias abren las puertas de sus espacios más íntimos
a la cultura mediática porque:
→ no se han capacitado para enfrentar críticamente esa
oferta
→ se ha reducido el espesor cultural de las familias
→ las familias argentinas han sido agredidas por una
terrible violencia económico-política
→ los medios se alzan, en situaciones como las que venimos
viviendo, como instituciones no abandonantes en momentos de abandono
generalizado
→ el poder económico tiene mil recursos para entrar en todas
partes, incluida nuestra intimidad.
Las condiciones de posibilidad de irrupción de los medios en
nuestra vida íntima pasan por el poder de la oferta, por su capacidad de
seducir, por su continuidad, pero también por lo que nos viene ocurriendo como
grupos humanos y como país.
Pensamos que la escuela tiene que recuperar ese capital
cultural en los alumnos y sus familias creando un espesor, volviendo a las
familias fuertes frente a los medios que se involucran en nuestras vidas
ideando sujetos críticos con un pensamiento liberador para aceptar con
docilidad lo que los medios imponen. La escuela debe poder generar una
abundancia simbólica apoyándose en recursos que la vuelven más atractiva, como
lo hacía Rosa del Río en sus tiempos de directora, pero de una forma más
democrática y consensuada y así poder eliminar la pobreza simbólica.
ALUMNAS: Mendez Rocio, Gimenez Yanina
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