Por: Ana Goyeneche
Ya todos sabemos que en el último
año y medio vivimos una situación inesperada. La
pandemia y el aislamiento social,
preventivo y obligatorio que trajo aparejado, nos transformó a
todos. Pero…
¿Qué pasó con tantos alumnos que
quedaron afuera de la escuela? ¿qué es para nosotros la
escuela? ¿Sólo el edificio y las
rutinas que dentro del mismo se desarrollan?
¿ está garantizado en nuestro país el derecho a la educación ?
Reflexionar sobre el derecho a la educación implica, sin dudas, pensar en la escuela que conocemos (O conocíamos previo a la pandemia). Pero ¿podemos hablar de escuela, en singular? ¿es una escuela, única, con características similares en la que cada uno piensa remitiéndose a su infancia?
Axel Rivas es Licenciado en comunicación, experto en pedagogía, y nos ayuda a historizar sobre la escuela, él cita cuatro revoluciones que dieron origen a la educación y las escuelas. La primera revolución, religión donde se modificaban los conocimientos de acuerdo a esta misma y aparecieron las primeras aulas. La segunda revolución fue estatal, la escuela empezaba a estar en todas partes, se creó un currículum para regular lo que se daba en las escuelas. Los niños cumplían con lo que los grandes decían, hablamos de una infancia intervenida y de cómo los adultos tomaban decisiones por los niños, esto se ve reflejado en el caso de Rosa del Río (de la cual hablaremos más adelante) cuando su padre daba por asentado que el futuro de su hija era trabajar de lo que él trabajaba, sin importar lo que ella quería. En esta revolución la escuela nace como una obligación, donde los individuos se formaban como buenos ciudadanos y con el fin de culturalizarlos.
El autor se refiere a una tercera revolución,
la cultural; donde crecía la cantidad de alumnos, lo cual provocaba gran demanda,
ya que todos querían ser escolarizados y que a la vez veían a la escuela como
un refugio.
Dentro de esta revolución y con esa mirada de
los alumnos hacia la escuela, aparece uno de los medios más relevantes de la
historia, la televisión. Para ese entonces, como en la actualidad cada medio
tiene ventajas y desventajas. En ese momento se vio a la televisión como una distracción
y quienes tenían acceso a ella pensaban a la escuela como aburrida.
Como parte de la cuarta etapa se
habla de revolución digital donde la escuela se tornó más difícil compleja
porque aparece internet, ya que abrió un nuevo mundo con efectos muy poderosos
en la historia de la cultura. Sin esta revolución producida por las nuevas
tecnologías no hubiésemos podido pensar en las clases virtuales tal como las
vivimos durante el aislamiento. Aunque queda claro desde el inicio, que no
todos pudimos vivirlas con la misma intensidad debido a la brecha digital. Volviendo
a la segunda revolución que Rivas plantea donde citamos el ejemplo de Rosa del Rio;
Beatriz Sarlo en su libro “La máquina cultural” relata la vida de Rosa, desde
su niñez hasta ser una importante directora de una escuela. En su relato de
vida, Rosa del Rio nos lleva a ver cómo veía la educación, ella pensaba que era
atractiva porque le brindaba valores y saberes que en su casa no había
adquirido. Hay que destacar que ella y su familia eran inmigrantes, estos les
negaban a sus hijos la cultura que ellos trajeron al país, esos niños no tenían
otras opciones que llenar ese vacío con los elementos culturales que les
brindaba la escuela pública. Además, el docente era el encargado de trasmitir y
comunicar todo lo que los niños sabían, el maestro era el único medio ya que la
comunicación era escasa para algunos alumnos; como se vio en el caso de Rosa
del Río que en su ambiente no había comunicación entre su familia, ella no
tenía las mismas oportunidades que otros
Aquí es donde entra en juego la desigualdad, que actualmente sigue siendo “enemigo” de muchas personas. El autor Bernardo Kliksberg quien habla de ésta en su libro “¿Cómo enfrentar la pobreza y desigualdad?” cita que la percepción del sistema educativo es inequitativa, les da acceso a los estudiantes ricos las mejores educaciones posibles, mientras que arroja a los estudiantes pobres en degradadas y subfinanciadas escuelas públicas. Sin embargo, se tiene en cuenta que la educación es el único medio con el cual se puede cambiar y prosperar las generaciones futuras, el autor Pietro Castillo quien marca la gran diferencia entre los medios y la escuela, cita que ésta institución tiene un público asegurado, además de que los estudiantes asisten también por obligación social, las familias intentarán siempre mandar a los niños a las aulas y lo hará por la necesidad de un título para sobrevivir en estos tiempos. Todo lo planteado nos lleva a pensar que como educadores tenemos la obligación de brindar la enseñanza en igualdad de oportunidades. En la educación no debería existir el pobre o el rico, simplemente un niño con un futuro por delante.
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