Con alegría y entusiasmo transcurrimos y terminamos nuestras primeras prácticas, aprendiendo lo vivido en esa experiencia y esperando con ansias el segundo período.
Refiriéndonos a las residencias que se realizan en 4to año, Florencia Bordoy nos relatará su experiencia, lo aprendido y qué diferencia notó con respecto a las prácticas.
“En mi experiencia de las residencias te puedo contar que es hermosa, que obviamente la primera vez se tiene sus miedos, más que nada por lo que se sabe de otras experiencias, ese miedo de no saber cómo vas a caer en el grupo, si les va a gustar, si vas a llamar la atención de los niños. Pero la verdad, que el primer cuatrimestre me fue muy bien, tuve un grupo hermoso, un Jardín divino, rural y era la primera vez que me tocaba ir al campo.
No puedo decir que era la primera vez que estaba frente a un grupo porque ya había pasado por las prácticas, pero a diferencia de ellas las residencias son
otra cosa, es cuando asumís que estas en la última etapa, cuando compartís todas las horas, desde que entran al Jardín hasta que se van; y eso es lo lindo, es lo que se disfruta. En cambio en las prácticas, es interactuar con los nenes una clase (aunque estemos las mismas horas que las residencias dentro del jardín).
Ahora ya estoy
pasando por las segundas residencias pero siempre con muchas ganas, entusiasmo. Me ayudó muchísimo haber entrado a trabajar en un Jardín Maternal, así como también a desprenderme
de la vergüenza que tenía al estar frente a un grupo, de no caer bien; ahora es como que me desenvuelvo mejor. Pasan los años y vamos aprendiendo de todo: lo que te dicen, lo que te enseñan, de cosas buenas y
malas, pero siempre hay que seguir. Uno va tomando lo bueno y dejando lo malo
y va formándose como único, porque todos lo somos, y cada una va a ser
una docente original. La satisfacción de dejar una marca en esos niños, y que te
digan -como me dijo hoy un nene- “te esperé un montón seño”; demuestran que se
acuerdan de vos, te dan ese abrazo de cariño espontáneo.
Es algo
que se termina, es una etapa, pero en realidad es en donde recién se empieza
porque después vamos a tener nuestro propio grupo, nuestra propia salita y poner
en práctica todo lo aprendido en los 4 años del paso por el Instituto”.
El haber compartido la experiencia de Florencia y nuestras prácticas, nos incentivó a acercarnos cada vez más a nuestro objetivo: el de ser MAESTRAS DE NIVEL INICIAL.
Velardi, Melisa - Lillardo, Noralí - Ruíz, Rosemarie - Scarcelli, Aldana
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