jueves, 18 de noviembre de 2021

Sin escuela no se puede y con la escuela no alcanza

 

“Mónica, de trece años, vive en la calle, donde se gana la vida vendiendo rosas. La acompaña Andrea, una niña que huye del maltrato de su madre. Ambas están inmersas en un mundo difícil de consumo de drogas, prostitución y violencia.” Vendedora de rosas, película colombiana nominada para la Palma de Oro de Cannes (1998), que documenta la vida de los niños de la calle.

“Los Olvidados” una historia dura y real sobre la vida de niños y jóvenes de un barrio marginal y olvidado, de la Ciudad de México, vuelve a las pantallas para recordarnos que en el 2019 la pobreza y desigualdad aún es una realidad para miles de personas.

“La dignidad de los nadies, la película se centra en la vida de diversos personajes de la Argentina luego de la crisis institucional y socio-económica ocurrida en el país en el año 2001. Reconstruye las propuestas colectivas de los excluidos y sus esperanzas”

Diferentes fragmentos en diferentes puntos del mundo, pero todos conducen a un punto en común, la desigualdad de oportunidades.

Bernardo Kliksberg, en su libro ¿Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad? , nos hace ver la realidad por la que atraviesan millones de niños en el mundo. Nos muestra la falta de educación, detallando datos estadísticos y contando historias de vida.

Ahora bien, estos fragmentos nos demuestran qué, sin la escuela no se puede y con la escuela no alcanza. Pensemos  por un momento en el fragmento de Rosita del Rio que a pesar de la pobreza de su hogar donde no llegaban los diarios ni se leían revistas encontró en la escuela un mundo de relativa abundancia simbólica, mediante historias, lecturas, revistas.

 

Relacionamos a Rivas y Ferreyra diciendo que, ambos comparten el hecho que se necesita de un libro para cambiar la educación, las aulas, para que la libertad de pensamiento de cada alumno sea una revolución cultural que libere a los niños y jóvenes. Que al leer, entiendan, piensen y sientan lo que es posible.

En muchas ocasiones es la escuela, en definitiva, la que se encarga de atender las distintas realidades socioeconómicas de los estudiantes y sus familias. Una prueba de eso es la función de comedor escolar que muchas veces cumple. Sin embargo, aún quedan pendientes difíciles desafíos en términos de calidad y terminalidad educativa.

Se necesita garantizar el acceso a una educación de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes. Es necesario para fomentar el efectivo ejercicio de sus derechos y, además, tiene gran impacto sobre la incidencia de la pobreza y las posibilidades de desarrollo económico a largo plazo.

La escuela ya contaba con una serie de brechas educativas y barreras que hacían difícil o imposible la ruptura con el círculo de la pobreza. En un mundo donde un porcentaje de menores de edad no han pisado jamás una escuela, la crisis que abrió la pandemia mundial COVID-19 no hace más que hacer más profundas las fallas.

En síntesis, dedicamos este apartado a la centralidad de la escuela, como la única maquina de educar, de formar. Su universalidad la hace natural, por lo que creemos que en ella se sientan las bases educacionales de cualquier sujeto. A lo que remitimos que,  en un país como el nuestro, con desigualdades tan notorias, la escuela es un refugio y una esperanza para "los públicos cautivos", de los que habla Prieto Castillo,  para los que optan por la recepción y repetición negando a niños y niñas el ejercicio de su propio discurso. Entonces, la necesidad social de un país termina refugiándose en la escuela, porque sin ella no se puede y con ella no alcanza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario