viernes, 16 de septiembre de 2016

Cerquita del objetivo

En el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Santísima Virgen Niña se cursa, entre otros, el Profesorado de Educación Inicial. Con respecto a él podemos decir que el 3er y 4to año son unos de los más importantes debido a que se llevan a cabo las prácticas y residencias, respectivamente, que es la experiencia directa con el Jardín y en el que en un futuro estaremos a cargo.Por eso mismo decidimos contar nuestro paso por ese lugar tan especial al que concurren niños entre 3 y 5 años: en el momento en que se nos comunicó el Jardín, la sección y el día del comienzo de nuestras primeras prácticas nos abordaron un conjunto de emociones que entre nervios y ansiedad predominaba la felicidad. Felicidad de ponernos el guardapolvo azul a cuadritos, de estar en la sala junto con los niños poniendo en práctica todo lo aprendido en el Instituto; también encontrándonos con una realidad del Jardín que no era un “mundo color de rosas” como muchas veces imaginamos, pero a su vez con pequeñas personitas que con sus alocadas ideas, sonrisas y preguntas nos alegran nuestro paso por el Jardín. Realizar las primeras planificaciones, saber si les va a interesar y si el grupo va a responder a lo que preparamos para ellos, y también, amoldarnos a cada grupo y docente para dar una actividad y ser parte de ellos, eran los interrogantes que teníamos revoloteando por nuestra mente.
Con alegría y entusiasmo transcurrimos y terminamos nuestras primeras prácticas, aprendiendo lo vivido en esa experiencia y esperando con ansias el segundo período. 




Refiriéndonos a las residencias que se realizan en 4to año, Florencia Bordoy nos relatará su experiencia, lo aprendido y qué diferencia notó con respecto a las prácticas.
“En mi experiencia de las residencias te puedo contar que es hermosa, que obviamente la primera vez se tiene sus miedos, más que nada por lo que se sabe de otras experiencias, ese miedo de no saber cómo vas a caer en el grupo, si les va a gustar, si vas a llamar la atención de los niños. Pero la verdad, que el primer cuatrimestre me fue muy bien, tuve un grupo hermoso, un Jardín divino, rural y era la primera vez que me tocaba ir al campo.
No puedo decir que era la primera vez que estaba frente a un grupo porque ya había pasado por las prácticas, pero a diferencia de ellas las residencias son

otra cosa, es cuando asumís que estas en la última etapa, cuando compartís todas las horas, desde que entran al Jardín hasta que se van; y eso es lo lindo, es lo que se disfruta. En cambio en las prácticas, es interactuar con los nenes una clase (aunque estemos las mismas horas que las residencias dentro del jardín). 
Ahora ya estoy pasando por las segundas residencias pero siempre con muchas ganas, entusiasmo. Me ayudó muchísimo haber entrado a trabajar en un Jardín Maternal, así como también a desprenderme de la vergüenza que tenía al estar frente a un grupo, de no caer bien; ahora es como que me desenvuelvo mejor. Pasan los años y vamos aprendiendo de todo: lo que te dicen, lo que te enseñan, de cosas buenas y malas, pero siempre hay que seguir. Uno va tomando lo bueno y dejando lo malo y va formándose como único, porque todos lo somos, y cada una va a ser una docente original. La satisfacción de dejar una marca en esos niños, y que te digan -como me dijo hoy un nene- “te esperé un montón seño”; demuestran que se acuerdan de vos, te dan ese abrazo de cariño espontáneo.
Es algo que se termina, es una etapa, pero en realidad es en donde recién se empieza porque después vamos a tener nuestro propio grupo, nuestra propia salita y poner en práctica todo lo aprendido en los 4 años del paso por el Instituto”. 

El haber compartido la experiencia de Florencia y nuestras prácticas, nos incentivó a acercarnos cada vez más a nuestro objetivo: el de ser MAESTRAS DE NIVEL INICIAL. 

Velardi, Melisa - Lillardo, Noralí - Ruíz, Rosemarie - Scarcelli, Aldana

No hay comentarios:

Publicar un comentario