Nuestras experiencias en las practicas fueron muy
diversas ya que nos tocaron realidades diferentes,
pero coincidimos la mayoría, que tuvimos muchos nerviosismos los días previos a conocer los alumnos y la maestra que nos tocaría.
Todo cambio cuando entramos al salón y vimos esas caritas preguntando por
nuestros nombres, la mirada dulce y sus abrazos cálidos calmaban nuestra ansiedad.
Las docentes cooformadoras por lo general fueron compañeras y nos ayudaban
brindándonos material y sus experiencias.
Al transcurrir los días todo iba mejorando nos sentíamos
unas verdaderas docentes, dábamos nuestras propias clases,
recibíamos devoluciones críticas y constructivas todo sumaba a nuestra formación.
Para cada una de nosotras, la experiencia de nuestras
prácticas fue tan gratificante, que volvemos cada día de nuestras vidas, elegir
esta bella profesión.
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